Callejón 6to. entre Dátiles y Ave. Las Monjas.
Guayaquil - Ecuador
En una investigación se encontró con estudios y cifras que confirmaron aquella impresión: por ejemplo, que una persona pasa casi tres horas al día pegada a su celular y lo coge un promedio de 39 veces al día.
Que dos tercios de los adultos sufren de privación crónica del sueño, una enfermedad moderna cada vez más común debido al uso de smartphones, libros electrónicos y otros dispositivos que emiten luz. O que en países como Estados Unidos ya existen clínicas, destinadas a rehabilitar a adictos a internet, videojuegos y la realidad virtual.
En el pasado, la mayoría de la gente vinculaba el término ‘adicción’ a sustancias químicas, como heroína, cocaína o nicotina. Pero investigaciones recientes han demostrado que las adicciones conductuales generan las mismas respuestas en el cerebro que el abuso de sustancias. En ambos casos, distintas regiones cerebrales liberan dopamina, la cual se anexa a los receptores del órgano central de nuestro sistema nervioso y le permiten producir una intensa carga de placer.
“El cerebro responde de la misma manera a los comportamientos adictivos que a las sustancias adictivas, aunque la respuesta es más débil a los comportamientos, ya que estos no actúan directamente en el cerebro, como lo hacen las sustancias”, señala Alter.